
Cuando
Woody Guthrie afirmaba que la guitarra era una máquina que mataba fascistas estaba de cachondeo o algo. Y es que el
fascismo no se va ni con agua caliente. Quizá el término
fascista o
facha se halla generalizado y no se aplique a los que primigenemente fue. Sea como sea, el fascismo es un ismo de rabiosa actualidad, no como otros anacronismos como
comunismo,
anarquismo,
dadaismo y
surrealismo. Han tomado las calles, oigan. Los
panfletistas ahora son ellos. Los recortes son lo suyo. Los recortes en sanidad, en derechos fundamentales, en el pelo, en los impuestos y el déficit de la seguridad social. Eso sí, no crean que no están a favor del progreso, a favor del cambio, mientras no sea el de la constitución... Quieren mejores solares, mejores campos de golf, más rendimiento, más despido libre, más control,
más policía, menos diversión.
Eso si, aunque temen (odien) a los
maricas, a los izquierdistas obesos y a los
separatistas, las
guitarritas les encantan.
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